lunes, 29 de julio de 2013

El águila y el gorrión

El águila descendió en picado al ver a su presa. El pequeño gorrión batía las alas tan rápido como podía, intentando escapar de las garras de su depredador. El águila aceleró la caída. El gorrión intentaba meterse entre zarzas. El águila estaba dispuesta a atravesarlas. El gorrión se escondió entre las ramas de un árbol. El águila se elevó varios metros y escudriñó la vista. El gorrión permaneció quieto. El águila esperó.
Al cabo de unos segundos el águila encontró al gorrión y reanudó la persecución. El gorrión despegó, evitando al águila. El águila batió sus alas con fuerza. El gorrión mantuvo el ritmo. El águila aceleró. El gorrión estaba agotado. El águila ya sabía que le iba a alcanzar. El gorrión estaba desesperado. El águila estaba cada vez más cerca. El gorrión no podía más. El águila abrió sus garras, a punto de atrapar al gorrión.
"¡Te pillé!"- gritó el águila. Ahora le tocaba pillar al gorrión.


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domingo, 28 de julio de 2013

Poema 03 - Verano

Estiras la toalla en la arena,
te echas crema y te expones al sol
(sabes que no te pondrás morena:
solamente cogerás calor).

Estiras los brazos y piernas,
para ver si así ganas color,
vuelves a echarte un poco de crema
(como si eso fuese protección).

Al fin te levantas y vas al mar,
te mojas y te vuelves a tumbar.

Vives ahora tus mejores días,
los que creías que no llegarían.

Éste es el descanso que te has ganado:
por tanto estudio mereces verano.


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lunes, 1 de julio de 2013

Deseo

El anciano se acercó a la fuente. Como todos hacían ahí, él alargó la mano y tiró la moneda. Cerró los ojos un momento, pidió su deseo y se alejó unos pasos. Se sentó en un banco que había cerca de la fuente, al lado de su compañero.
Los dos observaban en silencio. Cada uno, con cierta intriga sobre cuál había sido el deseo de su compañero, pero ninguno preguntó nada. Miraban al frente, observaban a la gente que pasaba por ahí, pero no hablaron.
Minutos después, ambos pudieron observar a un grupo de niños pequeños- debían ser familia- que se levantaban las perneras del pantalón para meterse en la fuente. En unos segundos, cogieron todas las monedas que estaban a su alcance.
- Deberías haber echado la moneda en la parte alta. Si te cogen la moneda no se cumplirá tu deseo.
El anciano tardó un rato en responder. Observaba con atención, y con cierta ternura. Al cabo de un rato dijo:
- No. Si me cogen la moneda se habrá cumplido mi deseo.


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