El águila descendió en picado al ver a su presa. El pequeño gorrión batía las alas tan rápido como podía, intentando escapar de las garras de su depredador. El águila aceleró la caída. El gorrión intentaba meterse entre zarzas. El águila estaba dispuesta a atravesarlas. El gorrión se escondió entre las ramas de un árbol. El águila se elevó varios metros y escudriñó la vista. El gorrión permaneció quieto. El águila esperó.
Al cabo de unos segundos el águila encontró al gorrión y reanudó la persecución. El gorrión despegó, evitando al águila. El águila batió sus alas con fuerza. El gorrión mantuvo el ritmo. El águila aceleró. El gorrión estaba agotado. El águila ya sabía que le iba a alcanzar. El gorrión estaba desesperado. El águila estaba cada vez más cerca. El gorrión no podía más. El águila abrió sus garras, a punto de atrapar al gorrión.