domingo, 26 de mayo de 2013

El juego del escritor

Una vez, no sé exactamente hace cuánto, un escritor decidió jugar con sus lectores. El juego consistía en que cada lector le decía al escritor algunas palabras inusuales, o de difícil uso o comprensión, y el escritor debía incluirlas en su siguiente publicación.
Durante meses, esa parecía la única regla del juego, pero en realidad no era más que un simple artificio del autor para captar la atención de sus lectores. Y es que, como bien escribió aquel autor cuando concluyó su obra: “Una obra no es obra si no tiene lectores”. Él estaba convencido que un escritor, como cualquier otro artista, dependía de su público. Él no era artista por lo que escribía, sino por lo que su público leía.

Nunca dejó de jugar, a ese y otros juegos, con sus lectores. Aceptaba lo que sus lectores proponían e inventaba nuevos estilos de escritura. Escribía y esperaba, pues sabía que, cuando el lector acabase este relato, iba a comenzar un nuevo juego.


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