Como si fuéramos niños, pero pasándonoslo todavía mejor. Diez, doce, quince personas... ¡Qué más da! Mejor cuantos más seamos. Andamos, nos escondemos, nos encuentran, corremos. Corremos por delante de esos espectros oscuros. Unos tiran, otros son tirados.
Es imposible encontrar lo que buscamos, pero seguimos en ello. Estamos cansados. Primero cae el pequeño guerrero, se levanta y sigue corriendo. Nos han vuelto a encontrar, corremos. Hierba, piedra, asfalto. Ahora cae la guerrera. Quiere seguir corriendo, pero los espectros nos alcanzan.
Tras pasar a limpiarle la herida a la pequeña guerrera, nos vemos en la cárcel. Ahí esperamos. Los espectros no vigilan, pero no podemos escapar. Sería trampa. Esperamos a que nos rescaten.
Llegan nuestros aliados, abren la cárcel y salimos corriendo. Los espectros nos han visto, pero todavía están lejos. Podemos escapar. Corremos, corremos todo lo que podemos. Cuando nos pierden de vista nos escondemos. Los guerreros están cansados, no pueden correr más. ¿Yo? Yo más que ellos. Esperamos a que nos pasen y salimos de nuestro escondite.
Tenemos que darnos prisa, el tiempo se acaba. Si no encontramos lo que buscamos antes de las doce habremos perdido. Ahora los guerreros tiran de mí. Pequeños guerreros que nunca se cansan.
Llegan nuestros aliados, abren la cárcel y salimos corriendo. Los espectros nos han visto, pero todavía están lejos. Podemos escapar. Corremos, corremos todo lo que podemos. Cuando nos pierden de vista nos escondemos. Los guerreros están cansados, no pueden correr más. ¿Yo? Yo más que ellos. Esperamos a que nos pasen y salimos de nuestro escondite.
Tenemos que darnos prisa, el tiempo se acaba. Si no encontramos lo que buscamos antes de las doce habremos perdido. Ahora los guerreros tiran de mí. Pequeños guerreros que nunca se cansan.
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