Cuando Pedrito se tropezó con la piedra cayó al suelo. Le sangraba la rodilla, pero no tanto como él decía. Su profesora le echó agua y le limpió la herida. Dani estaba a su lado, mirando, sin hacer nada. Dani era su mejor amigo.
Aquella vez, Pedrito no lloró. En realidad, hacía ya mucho tiempo que no lloraba. Más de una semana y media. Pedrito era el segundo más fuerte de la clase.
Cuando la profesora terminó de limpiarle la herida, Pedrito se fue con Dani a jugar al fútbol. A Dani no le gustaba mucho el fútbol, pero se le daba bien. Le encantaba jugar, era el mejor.
¿Te ha gustado? ¡Suscríbete!