Esta mañana, mientras desayunaba, se me ha acercado mi hija pequeña. Tenía una galleta de chocolate en la mano, pero no le dio ni un mordisco. Se ha sentado en una silla que estaba sin ocupar, al lado de la mía. Arrimándose a mí, ha apoyado todo su peso sobre la mesa. Luego ha hablado bajo, como si no quisiera que le escuchase nadie más que yo. Estaba preocupada.
"Papá, yo no entiendo una cosa. A ver, el primo Talo tenía 8 años la semana pasada y de repente ha cumplido 12. A Mito le ha "pasao" lo mismo. A la hermana de Pao creo que también. ¿Qué pasa? Cuando yo tenga 8, ¿luego cumpliré 12? Pero yo quiero cumplir 9, y luego 10 y 11. ¿Por qué ellos se saltan todos esos cumples? ¿Eso se puede elegir o es obligatorio?
Yo no me quiero saltar ningún cumple, yo quiero todos los regalos y todas las tartas. Yo quiero ir al cine el día de mi cumple, y hacer una fiesta con todas mis amigas. El año que viene voy a querer otra fiesta, y el siguiente, otra. ¿Por qué ellos se saltan tantos cumples?"
No he sabido qué responder.
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