Sintió una mezcla de emociones. Alegría, sorpresa, incredibilidad. ¡Lo había imaginado tantas veces! Y todas ellas creyendo que solo fantaseaba. Sin duda, el día más importante de su vida. El día en que descubrió que tenía una hermana gemela.
Todavía con una expresión que manifestaba la más absoluta confusión alargó el brazo y estiró los dedos. Su hermana hizo lo mismo. Se tocaron yemas con yemas. Su hermana tenía los dedos fríos. Se miraron a los ojos. Ambas tenían la misma cara de incomprensión.
Se sentaron en el suelo y hablaron. ¡Tenían tanto que contarse! Hablaban rapidísimo las dos. Estaban tan emocionadas que no callaban, ni siquiera para escuchar la una a la otra. Estaban tan emocionadas que no se paraban a tratar de comprender nada, no había nada que entender para ellas, solo había que disfrutarlo. Estaban tan emocionadas que no se daban cuenta que las dos hacían lo mismo. Exactamente lo mismo.
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