Nadie podía escuchar lo que
pasaba detrás de la puerta verde. ¿Había alguien ahí dentro o
estaba vacío? Era imposible escuchar nada.
Los dos niños se miraron, sin
intercambiar palabras. El que llevaba la linterna empujó la puerta,
intentando abrirla, pero la puerta no cedió. ¿Hacia dónde llevaba?
Ambos querían saberlo, pero no les convencía el momento en que
habían ido a averiguarlo.
De pronto, un ruido fuerte y
seco salió del interior de aquella misteriosa habitación que, según
parecía, llevaba años cerrada. Los dos se asustaron y se
escondieron como pudieron.
Al cabo de unos minutos, cuando
todo parecía continuar con normalidad, volvieron a investigar la
puerta, pero pronto se rindieron.
A la mañana siguiente, con la
luz del sol, pudieron comprobar cómo cambiaba la puerta del trastero
de la noche a la mañana.
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